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Mauricio Albán Salas

¿De quién son realmente los datos? (1 / 2)

El Open Banking promoverá el empoderamiento de los consumidores al permitirles tomar la decisión de compartir sus datos con otras instituciones.

25 abril, 2022 / 1:35 pm

En la industria financiera, siempre ha quedado implícito el hecho de que los datos de los clientes pertenecen a las empresas que los generan. Hoy en día, el Open Banking cuestiona esa regla y propone una alternativa más justa para los usuarios.

Antes del Open Banking (OB), solo el banco en cuestión podía acceder a los datos financieros de sus clientes. Sin embargo, gracias a esfuerzos liderados por entes reguladores y organizaciones de derechos del consumidor, los datos pertenecerán al titular de la cuenta. A través de una serie de iniciativas gubernamentales, se logró redefinir los paradigmas de propiedad de datos para así desbloquear su valor en el mercado.

No obstante, cabe destacar que el Open Banking promoverá el empoderamiento de los consumidores al permitirles tomar la decisión de compartir sus datos con otras instituciones. Así, también se lograría eliminar la asimetría de información y permitir una mayor competencia.

Con esto, tú decidirás con quien compartes tu información financiera (incluso el historial de transacciones). ¿Por qué esta decisión es tan importante? Imagina los tiempos antes del Open Banking, donde solo tu banco podía acceder a tu información y se limitaban los beneficios de la competencia libre y en igualdad de condiciones. Ahora, una institución financiera puede utilizar los datos de, por ejemplo, tu flujo de fondos para ofrecerte una mejor tasa en la tarjeta de crédito o en el préstamo personal que obtuviste con otra institución.

Ciertamente, existen empresas que se oponen al Open Banking, ya que perciben el control de datos como una ventaja competitiva. A corto plazo, y con una visión miope, la ventaja se da solo para un puñado de empresas, pero a un alto costo para masas de consumidores. Los bancos tradicionales, especialmente los grandes bancos, piensan erróneamente que tienen mucho que perder con la llegada de Open Banking, y en algunos países abogan por regulaciones que apuntan a mantener el status quo. Considero que esta posición obstruccionista carece de visión. De hecho, grandes bancos idearon cómo “darle vuelta a la tortilla”. BBVA en España e Itaú en Brasil son dos ejemplos cercanos.

"Los bancos tradicionales, especialmente los grandes bancos, piensan erróneamente que tienen mucho que perder con la llegada de Open Banking"

Así como ellas, instituciones financieras de diferentes tamaños que se consideren a sí mismas ágiles y digitales pueden aprovechar el acceso a datos y al procesamiento de pagos. Saber íntegramente cuánto dinero recibe un cliente y cómo lo gasta es una información extremadamente valiosa que conduce a una variedad de innovaciones.

Por otro lado, las Big Techs también están tomando un papel preponderante en el sector financiero. Gracias al uso de APIs de OB, estas han comenzado a incluir servicios de cuentas y pagos en sus plataformas. Indiscutiblemente, tienen ventajas considerables, incluso sobre las empresas más avanzadas del sector financiero, ya que cuentan con grandes bases de usuarios, son nativas digitales, saben cómo procesar y usar datos de manera eficiente, y también se especializan en desarrollar algoritmos y soluciones de IA. Aunque tienen todo para ser un competidor formidable, su entrada en el sector financiero es necesariamente discreta y gradual por temor a los reguladores antimonopolio.

Independientemente de las oportunidades, el requisito ineludible del OB es la autorización del cliente, lo que significa que el factor determinante será la confianza. Con respecto a este punto, las instituciones financieras han tendido a ser muy faraónicas: sus edificaciones son grandes y pomposas, pues así proyectaban solidez y ganaban la confianza de los consumidores. Sin embargo, este concepto ha cambiado considerablemente en las últimas dos décadas, y cualquier empresa, independientemente de su tamaño, puede generar confianza hoy en día. En otras palabras, la construcción de confianza ya no requiere grandes inversiones ni toneladas de activos. Por el contrario, las empresas solo tienen que ser coherentes y consistentes con sus principios y su propuesta de valor, respetar la voz del cliente, y utilizar las redes sociales de manera eficaz para comunicarlo.

Son dos tipos de servicios que emergen con el OB: Los proveedores de servicios de cuentas y los proveedores de servicios de pagos (según sus siglas en inglés, ASPs y PDPs, respectivamente).

Los ASPs acceden a cuentas y detalles de transacciones de múltiples bancos para ofrecer a los clientes una visión consolidada e inteligente de su situación y de sus hábitos financieros. Varios casos de uso de ASPs explotan el poder computacional, que es cada vez más accesible y democratizado, para aplicar análisis e inteligencia artificial a los datos crudos. Esto da como resultado información relevante para sus clientes.

El modelo comercial de los ASPs es similar al de empresas como Google y Facebook, que dependen de que sus clientes proporcionen información personal a cambio de servicios. Aquí se aplica el viejo dicho: “Si es gratis, el producto eres tú”, pues al ofrecer un producto o servicio que puede atraer a un público objetivo, cierran la ecuación financiera. Los ASPs también pueden monetizar a través de la venta o distribución de la información a otras empresas, lo que en mi opinión roza con la antiética.

"El modelo comercial de los ASPs es similar al de empresas como Google y Facebook, que dependen de que sus clientes proporcionen información personal a cambio de servicios"

Hay varios casos de uso de ASPs que valen la pena enumerar:

● Descripción general de ingresos, gastos, préstamos e inversiones

● Asesoramiento y orientación sobre presupuestos

● Gestión consolidada de suscripciones

● Acceso a cuentas bancarias las 24 horas

● Herramientas de ahorro efectivas

● Inversión personalizada y simplificada

A diferencia de los ASPs, los proveedores de servicios de pago (PSP) en el contexto del OB pueden realizar pagos en nombre de sus clientes, accediendo directamente a sus cuentas bancarias sin necesidad de tarjetas de crédito o débito. En un sentido más amplio, los PSPs facilitan las compras en línea, simplificando la integración y aumentando las opciones de pago que acepta el comercio electrónico. Así, en lugar de que estos traten con múltiples adquirentes, la integración con un solo PSP les permitiría ofrecer a sus clientes varias alternativas de pago.

Los PSPs están ampliando la gama de servicios que ofrecen a los comercios, sus principales clientes directos. Además de la integración al OB, los PSPs se han integrado a plataformas de “compre ahora, pague después” y a soluciones de pagos instantáneos que, al igual que el OB, procesan el pago directamente en cuentas o monederos electrónicos. Los casos de uso de PSPs orientados al consumidor final, facilitan el pago de cuentas y recibos, y complementan a las aplicaciones de ASPs mencionadas.

Por ese motivo, el frente de pagos en el sector financiero es uno de los más dinámicos. Blockchain, OB y soluciones de pagos instantáneos están proporcionando oportunidades de innovación y, por consiguiente, de emprendimiento.

"Blockchain, OB y soluciones de pagos instantáneos están proporcionando oportunidades de innovación y, por consiguiente, de emprendimiento"

El Open Banking es un primer paso a la apertura del sector financiero. Le sigue el Open Finance, que le permite al consumidor abrir toda su huella financiera, incluidas las hipotecas, los ahorros, las pensiones, los seguros y el crédito al consumo.

Aunque ya existen numerosos casos de uso en los países que han adoptado el OB, solo estamos viendo la punta del iceberg. Durante las primeras etapas del OB, la mayoría de los casos de uso se centran en préstamos y créditos. Actualmente, ya se observa una buena variedad de casos de uso en estos mercados, como finanzas personales, medios de pago, seguros y otros.

El Open Banking ofrece tremendas posibilidades para la innovación, ya sea en un emprendimiento o en una institución financiera establecida. En ese sentido, la disrupción es inminente y solo queda decidir si quieres liderar el cambio o esperar a que las circunstancias te obliguen a cambiar.

1 comentario

  • Juan Antonio Cabanas

    27 abril, 2022

    Excelente artículo. Muy claro y didáctico.

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Mauricio Albán Salas

Emprendedor - Idealista obstinado - Postulante a Quijote Digital

Durante décadas, trabajé en grandes bancos de América y Europa, haciendo de puente entre el negocio y la tecnología. En los últimos cinco años, me he convertido en emprendedor, teniendo el privilegio de ser parte del equipo fundador de B89, el primer neobanco del Perú.

La transformación digital es algo que me apasiona. En los servicios financieros, he sido testigo de cómo la tecnología, la innovación y la disrupción han dado paso a una nueva era: la Banca 5.0. En ese sentido, el servicio al cliente, la experiencia del usuario (UX) y los productos que consumen están experimentando un cambio.

Este espacio existe para compartir información y mis opiniones sobre lo que creo que son los cinco ejes clave de la economía digital y de sus intersecciones: cultura empresarial, metodologías ágiles, tecnologías, negocio digital y propósito social. Además, discutiremos las próximas disrupciones que afectan al sector financiero, como el Open Banking, Blockchain, DeFi, AI, Virtual Reality, entre otras.

Abogo por el capitalismo consciente y creo que, en consonancia con sus principios, es vital que las empresas replanteen sus valores y su propósito social en los programas de transformación que emprenden. Si no se modifican los valores corporativos, se exacerbarán dos problemas apocalípticos: la destrucción ambiental y las disparidades en la riqueza. Cómo encajar el propósito social en los objetivos de una institución financiera o fintech sin renunciar a la rentabilidad será un tema presente en esta columna.

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