+ Finanzas

Inclusión Financiera: una misma región, dos historias distintas

+Finanz@s

Redacción digital

redaccion@revistaganamas.com.pe

29 Noviembre, 2018 / 11:21 am

En esta oportunidad, la edición de ASBANC Semanal se centró en el análisis de dos países con desempeños divergentes en el Microscopio Global 2018, informe elaborado por The Economist Intelligence Unit junto a instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Africano de Desarrollo, Centro para la Inclusión Financiera en Acción, Fundación Bill y Melinda Gates, entre otros. Este documento evalúa el entorno propicio para la inclusión financiera en 5 categorías (políticas públicas y apoyo del gobierno, estabilidad e integridad, productos y puntos de venta, protección al consumidor, e infraestructura) de 55 países emergentes.

En primer lugar, dentro de los países que obtienen los primeros lugares destaca el caso de Uruguay, país que avanzó de la posición 17 que presentaba en el 2013 a la posición 3 en la edición del 2018. Este importante avance se explicó fundamentalmente por la Ley de Inclusión Financiera (ley 19.210) que se aprobó en ese país en el año 2014, norma que fomentó el uso de los pagos digitales así como la tenencia y uso delas cuentas bancarias simplificadas. Asimismo, redujo el IVA en los pagos con tarjeta de crédito y débito, facilitó la interoperabilidad entre los sistemas de pago y redujo las tarifas para transferir dinero, entre otras medidas.

El segundo caso, con una evolución opuesta a la de Uruguay, es Bolivia, país que en el reporte del 2013 se erigía en la ubicación 2 del ranking, y que en la edición del 2018 aparece en la posición 18. El factor que estaría detrás de este desempeño sería la Ley de Servicios Financieros del 2013, la cual consideró la imposición de tasas mínimas para depósitos y tasas máximas para préstamos, y cuotas de préstamo obligatorias para el sector productivo y vivienda social.

Ambas experiencias nos dan luces sobre los tipos de medidas y las clases de incentivos que deben aplicarse para lograr un aumento sostenido en los niveles de acceso y uso de servicios financieros, y por consiguiente impulsar los niveles de inclusión financiera.