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Los conflictos de interés deben ser combatidos a través de los códigos de ética

Poner en discusión estos males ayuda no solo a conocer la realidad actual de las organizaciones en el país, sino a construir mejores comunidades empresariales, subraya Alonso Villarán.

12 agosto, 2022 / 7:00 am

En las últimas décadas diversas ramas han combinado la ética con la filosofía, incorporando conocimientos especializados en áreas concretas. Así, nacieron las llamadas “éticas aplicadas”, como la ética en la gestión pública, en las profesiones, y otra muy requerida dentro del ámbito empresarial: la ética aplicada a los negocios y su responsabilidad social, sostuvo Alonso Villarán, investigador del Centro de Investigación (CIUP) de la Universidad del Pacífico (UP).

Ante ello, dijo que toma relevancia el rol que juegan los códigos de ética establecidos en la actualidad por empresas de múltiples sectores para combatir un flagelo que se ha hecho constante sobre todo a comienzos de este siglo: los conflictos de interés.

“Todos nos enfrentamos a conflictos de interés y sin duda se trata de un tema transversal, pues todas las personas que trabajan, que se ganan la vida día a día, todos enfrentan estos conflictos eventualmente y lo seguirán enfrentando y esto es porque, no sé si sea correcto decir que “es democrático”, pero toca a todos los niveles, desde el trabajador más humilde hasta a un gerente”, explicó el también docente de la UP.

En la presentación de su reciente libro “La ética de los conflictos de interés en los negocios” durante la 26° Feria Internacional del Libro de Lima 2022, Villarán manifestó que, poner en escenario de discusión estos males tanto a nivel privado como público ayuda no solo a conocer la realidad actual de las organizaciones en el país, sino también a construir mejores comunidades empresariales.

 

 

Tomar decisiones no siempre resulta fácil

Por su parte, Giuliana Leguía, docente de Pacífico Business School (UP) y una de las participantes en la mesa de presentación, indicó que tomar decisiones no siempre resulta fácil y, en un contexto como el actual es más complejo.

“Si a esto sumamos que nuestras decisiones pueden afectar a otras empresas e incluso a la familia o al desarrollo del país, este proceso puede ser muchas veces atemorizante, complicado y puede desbordarnos. Quizás uno enfrenta decisiones que no tenga que ver con la experiencia técnica, pues las respuestas escapan a ellas y uno se termina enfrentando a decisiones que tienen que ver más bien con algún dilema moral como son los conflictos de interés, y estos están presentes en nuestro día a día y requieren por ello una mirada distinta”, detalló.

En ese sentido, exhortó a la clase empresarial y a todo ámbito en general a salir de la zona de confort intelectual, y a considerar otras maneras no tan facilistas ni conformistas, pero igual de profundas, de poder tomar decisiones y que permitan ampliar la capacidad de reflexión y de asumir responsabilidad como individuos, sin importar la posición o el cargo que ocupemos en determinada organización o espacio en el que nos desempeñemos.

“Todavía estamos ante una realidad golpeada no solo por la pandemia, sino también por la crisis política económica y social que venimos enfrentado, y que además se acentúa por una crisis ética en la que estamos inmersos desde hace muchos años, pero que hemos tratado de relativizar especialmente cuando nos enfrentamos a situaciones que no nos convienen o situaciones que no nos benefician”, manifestó.

 

Ética, filosofía y honestidad

A su turno, Franklin Ibáñez, docente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y otro de los invitados en la cita, remarcó que si bien la ética como disciplina se desprende de la filosofía, advirtió que ningún profesional con menor o mayor cargo requiere de un “cartón de filosofía” para aplicar y utilizar con transparencia este concepto dentro de su organización o empresa.

“Tenemos discusiones vigentes que ningún empresario serio debería descuidar respecto a la llamada responsabilidad social empresarial; por lo tanto, se debe tener claro lo que representan los conflictos de interés y como pueden y deben ser combatidas de diversos modos, especialmente a través de los códigos de ética”, subrayó Ibáñez.

Precisó –en base a conclusiones derivadas de lo expuesto en el libro- diversas formas de clasificar los conflictos de interés, como formales e informales, potenciales y actuales, reales y aparentes, individuales y los organizativos (colectivos), y los extrínsecos e intrínsecos.

“Creemos que no se es enemigo del sector privado ni del aparato estatal cuando se le señalan las cosas que deben mejorarse (en el referido tema). Al contrario, debemos buscar ser amigos de la verdad”, añadió.

Conclusiones

Finalmente, Rafael Huamán, socio líder de Compliance, Forensic & Integrity de EY, determinó que estas situaciones donde no se contrarrestan los conflictos de interés conllevan a presenciar espacios de injusticia.

“Las empresas podrían estar cometiendo ciertas injusticias e incluso, haber contribuido a ellas a través de un mal entendimiento o una mala definición de los conflictos de interés, los cuales deben encontrarse claros y precisos en los códigos de conducta y normas existentes en cada empresa.

Hace referencia a una situación en la cual un interés tienta a una persona para que ignore un deber relacionado con un cargo, puesto, empleo o trabajo, situación que amenaza a los intereses de otros; en dicha situación, el interés de quien ejerce la acción puede contradecir los intereses de otro u otros.